Movimiento Anti Inteligencia Artificial
¿La inteligencia artificial es mala para los artistas? ¿Destruye trabajo? ¿Roba incluso?
Recientemente se ha levantado una protesta on-line en contra de la Inteligencia Artificial (IA) de forma súbita, como son siempre las modas de las redes sociales. Personalmente me parece bien que tecnologías tan revolucionarias se sometan a debate, pero en este caso se ha creado una campaña sin análisis, reflexión, ni fundamento, solo motivada por el miedo y el desconocimiento. Como está siendo algo bastante sonado, mucha gente simplemente está replicando estos eslóganes pero sin saber muy bien qué es todo esto del machine learning, cómo funciona ni qué proyección tiene.

El origen de la polémica
Hará más o menos un año que empezó a hablarse más a nivel popular de la IA. Al principio había incredulidad y muchos artistas hablaban de la IA como una «burbuja», que relacionaban con las blockchains y los NFTs (entonces tan de moda), a pesar de que el deep learning no tiene nada de especulativo, pero son cosas que se dicen por defecto ante cualquier novedad para ir de enterado, supongo. Pero cualquiera que siguiera un poco el avance de estas tecnologías y su progresiva implantación en todas las disciplinas, desde la programación, a la generación de música, efectos sonoros, doblaje realista, textos de todo tipo, o la ya popular creación de imágenes, podía ver su avance imparable e irreversible.
Se ha encontrado una forma de generar conocimientos, investigación y contenidos de altísima calidad, de forma autónoma, rápida y abaratando costes y esto cambia radicalmente la forma de producción tradicional. Aunque pueda no parecerlo por la velocidad a la que se ha desarrollado todo, aún estamos en el inicio y la Inteligencia Artificial, y en esta fase casi embrionaria es todavía dependiente de una programación y fuentes preexistentes. Sin embargo ya vemos que incluso se entrenan IAs entre ellas para optimizar y obtener resultados inimaginables.

Plataformas como Midjourney, o Stable Diffusion han popularizado estos modelos generativos de imágenes. Cuando salió primero Dall-e, con resultados sorprendentes pero no demasiado lucidos en su primera versión, muchos artistas se burlaban y decían que jamás algo artificial podría equipararse a los resultados de un artista humano. Apenas unos meses después todos presenciamos con perplejidad no solo la impresionante mejora de Dall-e sino la carrera meteórica de otras plataformas que ya superan por mucho el nivel de los dibujantes aficionados y hasta de la mayoría de los profesionales. Y es aquí cuando termina la burla y comienza el miedo, las acusaciones inquisitoriales y la caza de brujas en redes. Un especie de fundamentalismo 2.0, que tiene su origen en Artstation (la plataforma de exhibición líder para artistas de juegos y entretenimiento).
Inteligencia Artificial y plagio
Muchos concept artists de ArtStation comenzaron a quejarse de que plataformas como Midjourney usaban sus imágenes para entrenar la Inteligencia Artificial, algo que tildaron de plagio. Pronto hicieron campaña y prendió la mecha en otras redes sociales, como Twitter e Instagram y se declaró una guerra abierta contra toda Inteligencia Artificial que generara imágenes. Comenzaron a difundirse ideas como que las IAs les está robando el trabajo a los dibujantes y que su uso es un delito. A falta de argumentos este es el bulo más repetido y el que abandera su causa. ¿Pero es esto cierto?
Si nos atenemos a la legalidad, el uso de la Inteligencia Artificial no es ningún delito tipificado en el código penal. Aún está por legislar a quién pertenecen los derechos de autor en el caso de que se quiera comerciar con una imagen de este tipo: si al usuario que la ha generado, a la plataforma que ha desarrollado y entrenado la tecnología, o a los miles de artistas y fotógrafos en base a los cuales se ha entrenado (y en qué porcentaje tendría cada uno de estos miles de participantes en la autoría del resultado). Es complejo de dirimir, y no hay legislación al respecto, así que decir que usar una IA es un delito, es estrictamente falso.

Solo si recurres a artistas muy celebres es probable que sus imágenes se hayan usado para entrenar las IAs. Y los cuales, si es que aún están vivos, por su renombre obviamente no van a perder trabajos por el simple hecho de que un usuario pueda generar obras simulando su estilo. Que además nunca es puro porque está mezclado con el aprendizaje de millones de imágenes más. Pero en cualquier caso los clientes que trabajan con los artistas más top, lo van a seguir haciendo porque justamente la mano del autor es lo que le da el valor añadido a la obra. De toda la vida ha habido artistas que han imitado el estilo de otros más célebres y los compradores y coleccionistas siempre han querido distinguirlos y separarlos del original porque no quieren los sucedáneos. A pesar de ser mucho más económicos. Quieren el original justamente porque está hecho por una personadidad concreta. Y este es su valor. Una imitación no destruye el mercado del original.
El otro aspecto que más repiten: la IA nos roba el trabajo a los dibujantes. Sin embargo la mayoría de estas plataformas no se han entrenado con imágenes de la inmensísima mayoría de dibujantes. A nivel popular, de el 99,99% de los dibujantes no hay ni rastro de nosotros. No usan nuestro trabajo, o «roban» como ellos dicen, para absolutamente nada.
En síntesis:
- La Inteligencia Artificial es incapaz de quitarle el trabajo a los artistas más grandes (si es que están vivos), que es en base a los cuales han sido entrenadas.
- No tienen en cuenta a la inmensa mayoría de dibujantes, no les roban absolutamente nada.
- No es ningún delito el uso de esta tecnología y de hecho el maching learning a día de hoy está integrado en aplicaciones que usamos a diario sin la menor queja.

Artistas contra la Inteligencia Artificial
¿Entonces dónde está el verdadero problema para los artistas con la Inteligencia Artificial? Exclusivamente en el miedo. El miedo a que una tecnología que facilita y agiliza muchísimo los procesos de trabajo, reduciendo además costes de producción, reemplace muchos empleos de gente que vivía de ello o esperaba hacerlo. De forma súbita han sido conscientes de que algo automatizado ponía en peligro su mercado. Si una IA puede generar mejores resultados, en tiempos más cortos y a un precio más reducido, no cabía duda de que se iba a imponer sobre ellos (cuando la IA generaba peores imágenes, no tenían problemas con el supuesto «plagio»).
Es doloroso sentirse desplazados por una tecnología, pero si echamos la vista atrás nos damos cuenta de que siempre ha sido así. Incluso dentro del ámbito artístico, desde hace unas décadas muchos de los artistas que ahora trabajan en digital (la inmensa mayoría de ilustradores) podían acceder desde una pantalla a muchísimas más opciones que un artista tradicional, reduciendo costes y agilizando infinitamente los procesos. No tenían por qué saber montar un lienzo o usar determinadas herramientas, ni de la calidad de los materiales, para poder hacer imágenes decentes con muchos menos conocimientos técnicos, más agilidad y comodidad.
Obviamente el digital no acabó con el trabajo a mano, pero el grueso del mercado sí se volcó en lo digital porque ofrecía calidad en menor tiempo. Toda esta gente que encontró un futuro en la ilustración digital o el diseño gráfico basados en programas (esto es, tecnologías desarrolladas por otros), no tuvo absolutamente ningún reparo en pasar por encima de los artistas tradicionales. Algo totalmente normal: podían servir una demanda mayor de un tipo de contenidos que requería de mucho menos tiempo, dinero y esfuerzo.
*Yo mismo he simultaneado siempre ambos campos, digital y analógico. Cuando he querido nada me ha impedido trabajar con grafito, acrílico u óleo, pero también he sido consciente de que casi todos mis potenciales clientes van a pedir materiales digitales y obviamente he tenido que ponerme al día en los programas que me permitieran satisfacer esta demanda.

Ahora viene una tecnología que agiliza aún más los procesos de creación de imágenes y abre su uso a un mayor número de gente todavía. Y ha ocurrido como en el pasado. Antes algunos artisitas tradicionales decían en su momento que el digital no era arte porque era accesible a mucha más gente, por tanto incrementaba su competencia y les obligaba a modernizarse. Esto les generó rechazo si no pudieron o no quisieron adaptarse. Unos años después son los ilustradores digitales los que proclaman enfurecidos que la IA no es arte porque mucha más gente puede participar con aún menos conocimientos técnicos que ellos y eso les irrita. Aunque éstos ni siquiera tienen la honestidad de decirlo así, y simplemente se escudan en una ética ficticia.
Contra la IA, ¿una cuestión ética?
La protesta se basa principalmente en la réplica continuada de que el uso de la Inteligencia Artificial no es ético. El eslogan de que esta tecnología apoya el robo de contenidos ajenos y que sus usuarios se lucran de forma ilícita, es un planteamiento populista que ha generado una ola de solidaridad y apoyo en redes. Pero sin duda es erróneo, si no falaz.
Para empezar, para usar la IA no es necesario hacer ningún uso fraudulento, ni tampoco comerciar con las imágenes que uno genera. A este respecto yo recomiento prudencia si se quieren vender estos trabajos hasta que se legisle sobre ello (aunque igualmente las propias plataformas de venta de imágenes como las de stock rechazan las generadas por IAs).
Por otro lado, si revisamos el aspecto ético del planteamiento, hace aguas. Google ha mostrado durante décadas imágenes que cualquiera podía descargar impunemente y esta gente nunca se quejó, a pesar de que eran imágenes con copyright. A esta interpelación, los artistas contrarios a la Inteligencia Artificial replican que al no hacer dinero descargándose contenidos de la red, nunca hicieron nada ilícito. Parece ser que estos nuevos ofendidos digitales ignoran que la mayoría de contenidos que podemos encontrar en internet los han hecho personas y compañías con esfuerzo y propósitos comerciales. Sin embargo si los anti-IA descargan trabajos ajenos para su uso personal lo ven bien. Y lo que es peor, me consta que la inmensa mayoría de ilustradores trabajan con softwares para los que no han pagado una licencia en su vida, algo de lo que además muchos se jactan.

En definitiva, parece no existir postura ética cuando se apropian del trabajo de equipos de desarrolladores para su beneficio, pero van de moralistas si algo puede afectar a sus intereses personales. No hablemos ya ya del pirateo indiscriminado de películas, series, música o cualquier otro contenido creativo. Quién de estos no ha descargado impunemente material con copyright de forma ilegítima. Si hasta las herramientas de su día a día como Photoshop o Illustrator con el que se ganan la vida suelen ser piratas. Así pues, encumbrarse moralmente acusando a otros de robo es en la mayoría de los casos una hipocresía.
La IA acorde a la tradición artística
Pero vamos a obviar la doble vara de medir, dejemos a un lado la ética, y pongámonos en el improbable caso de que haya uno de estos que jamás ha descargado o usado nada ajeno sin pagar su licencia. Con eso y con todo, no tendría nada que reprochar a la Inteligencia Artificial, porque su uso no supone ningún robo (ni nada que se le parezca).
El aprendizaje de una IA se basa en millones de imágenes pre-existentes a partir de las cuales genera otras totalmente nuevas e inéditas. Esto es justo lo que han hecho todos los artistas a lo largo de la historia del arte desde hace más de 35.000 años: Inspirarse en lo que ya existía para generar algo nuevo e inédito. Todo el arte ha sido siempre así. Todos los artistas han observado obras de los que les han precedido, o de sus contemporáneos, para integrar en su estilo las que les han gustado. Todos han hecho mashups, nada ha salido por ciencia infusa de la nada. No es coincidencia que siempre haya habido corrientes artísticas. La inteligencia artificial solo replica esta forma de producir imágenes. Y además, a diferencia del arte como se ha venido desarrollando hasta ahora, la IA sí da crédito a los artistas en los que se ha inspirado.
Los prompts que utilizas para generar una imagen quedan registrados (por ejemplo «un topo al estilo de Velázquez combinado con el de Picasso»). Sin embargo una obra normal, digital o analógica, no queda registro alguno de los referentes que el artista ha usado. De haber robo, ¿no estaría más ahí que en las imágenes generadas con Inteligencia Artificial? Yo personalmente no pienso que lo haya en ningún caso. Como digo, siempre la creación artística se basa en precedentes (no conozco un solo artista de nivel que no haya aprendido por mímesis; exactamente igual hace la IA). En el mismo Artstation los participantes han aprendido de las temáticas, técnicas y estilos de las imágenes publicadas ahí y en cualquier otra plataforma de forma indisciminada, por lo que caen en su propia paradoja del robo (¿o solo es robo cuando aprende una IA y no ellos?).
Y de hecho gracias a la IA y a la réplica abierta de los referentes con que se han creado las imágenes, artistas tan referenciados ahora como Alphonse Mucha están alcanzando una popularidad que antes estaba reservada casi exclusivamente a los artistas o personas interesadas determinados ámbitos culturales (la mayoría de gente no tiene muy presente a los artistas checos de hace un siglo). Ahora justamente la IA está dando difusión a muchos creadores con estilos interesantes que el gran público desconocía.

La Inteligencia Artificial como herramienta artística
Cabe discutir si es o no meritoria la generación de imágenes de forma automatizada. O hasta qué punto la IA es una mera herramienta o la protagonista de la obra (lo que convertiría al usuario en un mero solicitante, un cliente, y no en creador). En mi opinión son debates mucho más interesantes, pero la teoría del robo realmente carece de todo fundamento.
De todos modos los fanáticos de este movimiento de protesta basado en la tesis del robo, deberían saber que la IA ni siquiera obliga a generar imágenes con estilos ajenos. Podemos entrenar por ejemplo Stable Diffusion con nuestras propias imágenes, así que si para alguien sirve de herramienta es precisamente para los propios artistas, que podemos hacer modificaciones de nuestras obras, variantes muy particulares y hasta animaciones.
Finalmente, algunos de los que intentan prohibir las IAs, intentan retorcer más los argumentos fantaseando con casos hipotéticos en los que una IA pudiera dar pie a acciones reprobables. Pero cualquier invento es susceptible de ser usado maliciosamente y no por ello debe ser censurado. Si prohibimos una tecnología de forma preventiva por el mal uso que alguien pueda hacer de ella, entonces no deberíamos emplear ni las herramientas más rudimentarias (prohibamos hasta los cuchillos de cocina, no vaya a ser que alguien los use para apuñalar a otro). Absurdo.

Un riesgo para la ilustración digital y el diseño gráfico
La única verdad, que es justamente la que no esgrimen los artistas contra la Inteligencia Artificial, es que la Inteligencia Artificial pone en riesgo el mercado del arte tal y como existe actualmente. Yo soy el primero que noto peligrar mi profesión, pero negar la existencia de estos avances no solo no va a hacer que desaparezcan, sino que los artistas estaremos en clara desventaja frente a quienes sepan usarla para generar las imágenes e ideas del mundo que viene. Del mundo que ya está aquí, de hecho. Negarnos a los artistas una tecnología que nos puede ser útil por empeñarse en que la producción de imágenes debe ser siempre como la que ahora nos favorece o nos es más cómodo, lo veo infantil y contraproducente.
En definitiva, podemos concluir que este pataleo colectivo se basa solo en el miedo. Un miedo lógico (aunque encubierto) a tener que competir en este mercado con aún más gente. Es un efecto secundario del progreso inevitable. El avance tecnológico siempre ha cambiado todas las profesiones y la nuestra también está expuesta al desarrollo. Esta gente reitera continuamente que no se oponen al progreso, pero sí que lo hacen si ellos no tienen el monopolio de la tecnología.
Nos guste o no, definitivamente esto es algo que está aquí para quedarse y que de hecho ya está implementado en los programas que usamos cotidianamente los profesionales de la ilustración y el diseño, y que hemos recibido con los brazos abiertos… hasta que algunos han visto con horror que se ha popularizado brutalmente y que ya mucha más gente los puede disfrutar y superarnos.

Creo que para los que queremos seguir estando en este mercado lo propio es aprender estas nuevas tecnologías y sacarles partido para desarrollar nuestro propio arte. Y quien quiera quedarse fuera y seguir trabajando como hasta ahora, no hay nadie que se lo impida. También va a existir un mercado para ello, aunque de una escala cada vez más reducida, pero cada uno tiene que buscar su camino con los recursos con los que más cómodo se sienta. Pero sobre todo para no sufrir más de lo debido y no indignarse sin sentido en las redes, recomiendo analizar las cosas de forma crítica y siendo un poco honestos con nosotros mismos.
Y esta es mi opinión, pero si tenéis otra diferente podéis compartirla abajo en los comentarios.
Tutoriales de Inteligencia Artificial
A modo de anexo, os comparto la siguiente lista de reproducción que recopila todos mis tutoriales de Inteligencia Artificial publicados hasta ahora, por si os interesa aprender o simplemente echar un vistazo a diferentes plataformas que están generando este tipo de imágenes (todas las publicadas en este artículo han sido generadas con IA).
En esta otra entrada del blog puedes leer más sobre machine learning y el futuro del arte con estas tecnologías.